viernes, 23 de noviembre de 2007

Poniendo límites

Sé que muchas van a entender cuando digo que las mujeres nos ponemos constantemente limites que luego rompemos con suma rapidez. Por ejemplo: "nunca voy a estar con el chico que le gusta a mi amiga" (unas copitas, un encuentro furtivo y a la mierda la promesa), "nunca voy a salir con un tipo casado" (cuando los ratones se alborotan te importa poco y nada si es casado, viudo, divorciado... es más, a la larga nos gusta), "nunca voy a cagar a a mi novio" (basta con que se desaparezca un rato para decir: “Seguro que me está cagando... por las dudas le gano de mano), "nunca más lo voy a llamar" (un domingo de tarde, sola, es excusa suficiente para olvidar esta promesa y mandar un mensaje a lo boluda que dice: ¿En qué estás?), "nunca más vuelvo con él" (claro que después de estar solas y darnos cuenta de que los hombres escasean, pensamos que es mejor malo conocido que bueno por conocer) ...

Límites. Puros límites mentales que nos ponemos en momentos de calentura, como cuando rompí el número de teléfono de M (pongámosle así por ahora, no se merece que piense ni un apodo para él) sentada en un muro de Pocitos después de que trapeó el piso conmigo en un boliche. Claro que antes de romper el puto número lo miré bien y me lo memoricé... no sea cosa que cuando me disponga a pasar ese límite no pueda llamarlo.

Y esto de los límites es muy complicado, porque a medida que se rompe uno, nos ponemos otro, y lo volvemos a romper y así hasta que... hasta que nos damos cuenta que somos unas pelotudas y entonces buscamos otro tipo para ponernos nuevas barreras y volver a romperlas.

Esto también implica ir rompiendo los límites de nuestra dignidad porque después de la bronca y a la distancia el hecho de que te haya cagado con tu hermana mientras vos dormías en el cuarto de al lado no te parece tan grave. Y ese es el problema.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto también implica ir rompiendo los límites de nuestra dignidad porque después de la bronca y a la distancia el hecho de que te haya cagado con tu hermana mientras vos dormías en el cuarto de al lado no te parece tan grave. Y ese es el problema

Perdona por lo que te diré, pero si eso no te parece grave, entonces efectivamente tienes un problema...

Que conste que me he disculpado por adelantado... :D

Un abrazote y creo que tienes unos pies fantásticos!

:]

(Esto último lo he dicho para evitar que me quieras matar por mi comentario, ya sabes... )

Nunca le vi la cara a Dios dijo...

Hola, somos dos: Beatrix Kiddo y Sarita Kein y no te vamos a golpear. Ladramos mucho y estamos al borde del ataque rabioso, pero por ahora hacemos catarsis en el blog. Ommmmmmm

Estrella Fugaz..* dijo...

Llegué aquí desde el blog de Rents. Me gusta su blog (lo digo por las 2). Es verdad que los chicos malos tienen un no se qué, que les gusta a las chicas buenas y no tanto. Yo pensé que era la única virgen de 20 y algo de edad jajaja
Saludos chicas! :)

Nunca le vi la cara a Dios dijo...

Principessa: ¡Bienvenida! De verdad. A nosotras también nos sorprende encontrar desperdigadas por ahí chicas de más de 20 y etc. Ahora, lo nuestro no es por religión, ehhh. (Sarita Kein)

Nunca le vi la cara a Dios dijo...

El ejemplo del chico y el hecho de presentarlo como poco grave era PURA IRONÍA. Tenemos muchos problemas, pero algunas cosas claras...

No lo puedo creer, otra del grupo que no le vio la cara al supremo. Ojalá que seamos mucha y perdamos nuestra condición en breve!!!

Beatrix Kiddo

Anónimo dijo...

No importa la edad a qué se practique el sexo, importa con quién se practica.

Siempre he dicho que cambio todas mis experiencias sexuales por una que me haga sentir satisfecho emocionalmente hablando.

Una caricia de quien quieres llena más que todas las comilonas del mundo...

:|

marciano dijo...

de todas maneras
el sexo tiene esa cosa
medio tristonga
porque al final uno nunca sabe (pero sospecha, claro)
si le llegaron al utero
o a gatas le rompieron el himen

abstracto, muy

gen71 dijo...

Los límites y la pelotudez no son propiedades exclusivas de la mujer.
Saludos

Estrella Fugaz..* dijo...

Respecto al comentario en mi blog: Todo tiene sus ventajas. Al estudiar, tienes la libertad de faltar o llegar tarde si se te da la gana. De igual manera tal vez sigas bajo la protección económica de papá. Pero eso mismo hace que sigas bajo su "custodia".
Cuando terminas tus estudios y trabajas, tienes la obligación de llegar temprano y no faltar (a menos que haya algo que lo justifique). Pero, no más tareas ni exámenes. No más desvelos para estudiar. Un buen dinero para darte tus gustos y sobre todo ¡Libertad! (no dije libertinaje eh!)
Saludos Niñas! :)

Anónimo dijo...

Ah, al final te contradecís, porque te terminás arrepintiendo, joda...

Patrycia dijo...

llegue y me gusto mucho el estilo que dan a los escritos..este en particular me llego y demasiado

pido prestada la idea me dejas escribir sobre lo mismo puesto en mi ejemplo?

gracias

cariños

Patrycia

Nunca le vi la cara a Dios dijo...

Mmm... no entiendo a qué te referís. ¿Plagiooooo? jejeje. Nosotras hablamos desde nuestras experiencias, si no te parecemos marcianos, bienvenida, y si te inspira para decir lo que pensás, ¡adelante!